Raúl Eugenio Zaffaroni, juez de la Corte Suprema
Es uno de los funcionarios públicos más incómodos para los sectores poderosos y conservadores del país. Su honestidad intelectual es tan admirable como su formación académica. Fue designado ministro del máximo tribunal de Justicia del país en la renovación que se llevó adelante en el 2003, tras una década de una institución contaminada por la corrupción del menemismo.
No obstante la maldad de retratarlo con sus característico tic, acompaño el post con algunas de sus más interesantes y pedagógicas opiniones públicas.
Sobre el Estado
“Soy ampliamente partidario del modelo de Estado social de derecho, o sea, de un modelo incluyente, de ampliación de la ciudadanía real, y siempre estaré en contra de quienes promueven un Estado al servicio de pocos y represivo, es decir, el Estado gendarme. También creo que institucionalmente funcionaríamos mejor con un sistema parlamentario de gobierno. ¿Está mal que lo diga?"
Sobre el sistema parlamentario
"Tarde o temprano vamos a pasar al sistema parlamentario porque permite superar las crisis más fácilmente y con menos trauma que el presidencialismo. Traería mayor estabilidad, control, representatividad, menos pero mejores partidos políticos, más seguridad jurídica, alianzas eficaces, superación de las crisis políticas por vía pacífica y razonable, y el final de la "re-re". Además, el mundo nos miraría con interés: facilitaría las políticas de Estado y contribuiría a acabar con el "penelopismo" que destruye lo que hizo el anterior. El gobernante tendría siempre mayoría parlamentaria, acabaríamos con las negociaciones encubiertas, tendríamos un control de constitucionalidad más fuerte, y desmoralizaría toda tentación de golpe de Estado”.
Sobre la cuestión ambiental
“Si seguimos depredando la naturaleza, no vamos a destruir el planeta, vamos a perder la habitabilidad y nos destruiremos a nosotros mismos. Debemos ubicar al ser humano como un ente más, respetar el equilibrio con las demás especies”
Sobre el aborto
“Habría que empezar a pensar en qué se hace con el aborto. Es un fenómeno masivo, fenómeno que nadie hace nada por controlar, y la disposición penal no sirve para nada. No se puede despenalizar el aborto, es absurdo, no existe legislación en el mundo que despenalice el aborto. No se dice que cualquiera puede abortar después de ocho meses y medio de embarazo. Lo que se discute es si se puede ampliar el ámbito de los abortos impunes, o de los abortos justificados o exculpados, a otras situaciones, algunas otras. Y dentro de determinado período de embarazo.
"Pero en toda mi vida, y debo tener cerca de treinta años de juez, creo que me alcanzan los dedos para contar los casos de aborto que pasaron por mis manos. Quiere decir que la punición no funciona, que el problema del aborto no se soluciona con el Código Penal. Frente a la estimación de que el aborto alcanza más o menos al 20 por ciento de los nacimientos, evidentemente es necesario tutelar la vida desde la concepción, pero tutelarla en serio, no tener un pedacito de papel que para lo único que sirve es para que no haya más escándalo porque la clase media puede abortar en condiciones de sanidad y las clases más carenciadas abortan con técnicas terroríficas que terminan en asesinatos.
"El Código Penal de 1921 establece algo que, en una regulación futura del aborto, no se podrá ir mucho más allá. El código establece que el aborto es impune cuando genera un riesgo grave para la salud de la madre, de la gestante. No dice para la vida, sino para la salud. Y la salud es física y psíquica, de modo que bien aplicado, y bien precisado, no hace falta ir a preguntarle al juez si puedo o no puedo hacerlo. Si se generó ese peligro serio para la salud física o psíquica de la mujer, el aborto está habilitado. Lo que pasa es que como se han metido los jueces en el medio, los médicos tienen miedo y son los que no actúan.
Sobre la ley antiterrorista que criminaliza la protesta social
“No hay ningún delito vinculado al terrorismo que no haya estado severamente penado desde siempre en el país, de modo que esta ley es un pretexto”.
“El GAFI es un organismo que se toma atribuciones que no tiene y extorsiona a nuestro país. Su objetivo no es evitar el lavado ni prevenir el terrorismo, sino controlar todo el movimiento financiero. Pero lo que debe quedar claro es que sólo se trata de la respuesta a una extorsión por parte de un organismo al que nunca debimos pertenecer”.
Fuentes: La Nación, Perfil, Newsweek Argentina, Clarín, La Política Online, Insurrectarypunto.org