Antes de hablar con Pedro recordaba una imagen muy concreta de él: iba rodeado de chicos, con una pelota bajo el brazo.
En su taller, con cientos de bicicletas amontonadas en el más complejo desorden, guarda sus mejores tesoros: los guantes de box, cascos de ciclista, recortes de diarios, fotografías y pósters de sus dos pasiones: el peronismo y el Club Atlético Independiente.
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