
A continuación rescribo aquí lo que apunté en un cuaderno aquella vez que pasé por Ojo de agua y al respecto del cementerio:
20/enero: "Fue el momento de empezar realmente a caminar. Diez kilómetros badeando arroyos, explorando huellas y llegando a caseríos: Ojo de agua es el típico asentamiento perdido que uno suele imaginar, aislado. Ojo de agua no tiene museo. Sin embargo, es un descuidado cementerio el que nos cuenta la historia del lugar de la forma más sincera y dolorosa: cerámicas, placas y maderas donde las palabras hacen un infinito intento por desafiar a la muerte con una presencia metafísica".