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martes, 23 de abril de 2013

Reminiscencias

Sarmiento, Chubut. En el fondo, la sierra del San Bernardo que resguarda este valle fértil.

Desde la ferretería de mi viejo hasta el hotel de mi abuela los separaba una sola cuadra. Un mediodía, mientras en ese trayecto sorteábamos las baldosas rotas de la vereda, un primo me preguntó: “¿Cuánto es cinco más tres?” Habré respondido doce, pues era un número que sonoramente me reconfortaba; aunque soy sincero, es un recuerdo demasiado vago el que tengo ahora.
Es en un valle al que siempre es más lindo si se mira hacia el oeste, desde donde nos llega el viento. Ahí queda este pueblo. Casi siempre fuimos un conjunto de casas desparramadas, distanciados por baldíos de yuyos y alacranes, y tres o cuatro calles cementadas. Cuando aprendías a andar en bicicleta sólo te prohibían una cosa: no cruzar la avenida San Martín. Por alguna razón, la fotografía de paisaje –es decir, del paisaje sin más—tiene poco prestigio. Pero qué hay cuando eso tiene tanto que ver con uno. (...)

miércoles, 3 de abril de 2013

Día de mercado

En Chichicastenango, Guatemala, hay uno de los mercados populares más importantes de Latinoamérica. Centro de encuentros característicos de las sociedades  diversas y con paradigmáticos aspectos comunes a varias culturas; pero sobre todo la maya. La gastronomía, las artesanías, los productos importados y los cultivos centroamericanos, herramientas, vestimenta y hasta servicio de peluquería; casi todo tiene lugar en este mercado. En un momento, se me dió la siguiente conversación con un vendedor:
_ ¿A cuánto me vende la hamaca amigo?
_ Doscientos quetzales le vendo -me respondió levantando los dedos en V-
_Uy no, muy cara para lo que puedo comprar.
_¿Cuánto paga por la hamaca amigo?, diga.
_No, es mucho lo que me pide, muy lejos de lo que pensaba pagar.
_Pero diga hombre, diga su precio, estamos en el mercado, diga su oferta.
_ Tengo para gastar 40 quetzales.
_Ya ve, se la dejo a 140 quetzales.
_Sigue pareciéndome mucho, cerremos en 80.
_120 quetzales y se la llevó.
_No pago más de 90, esa es mi oferta final.
_ Hagamos así, me paga 110 quetzales, gana usted y gano yo.
_Bueno, ya está, así estamos bien. Usted y yo quedamos en paz.